- Ésta es la traducción del
texto escrito por Claudio que aparece en el interior del cd Gli altri
Tutti qui y que es una reflexión sobre su música a lo largo de los
años:
Hay cosas que se revelan, cosas que
necesitan tiempo. Cosas que saltan a la vista, cosas que vienen de lejos.
Cosas que vienen al encuentro, cosas que esperan que seamos nosotros
quienes demos el primer paso.
Están los ojos, el apretón de manos, la sonrisa, el timbre de voz, que
hablan de pronto de nosotros y precipitan a los otros a nuestro pequeño
universo. Un universo del que, sin embargo, esas cosas sólo son la
superficie, la puerta. Un universo que no se agota en esas cosas.
Y luego hay miradas, gestos, mil expresiones que un rostro tiene para
animar, la intención y los matices de la voz, la forma de caminar, de
pensar, de emocionarse y disfrutar, de herirse y sufrir y el incalculable
numero de matices que hacen de nosotros lo que somos. Todas las cosas que
es imposible atrapar si no se abre aquella puerta y no se va mas allá de
lo que la superficie deja intuir y, a veces, esconde.
Y a veces el trabajo de ciertas "vanguardias" es precisamente el de romper
el hielo y establecer el contacto. Crear las condiciones mediante las
cuales la otra persona – golpeada por el exterior- siente la curiosidad,
el deseo, la necesidad de ver qué y cuanto de nosotros se esconde en las
"retaguardias". Qué hay tras la puerta, dentro de la casa de nuestra alma.
Pasa lo mismo con las canciones. Están las que nos atrapan de pronto como
una sonrisa, una mirada, un apretón de manos y las que envían señales mas
difuminadas, mas tenues, se acercan de puntillas o quedan al margen,
separadas, y prefieren hacerse buscar.
Imposible decir cuáles son las mas logradas, las mas bellas. Porque forman
parte de nosotros y nos hablan de nosotros de una forma distinta,
precisamente como diferente es el papel de las "vanguardias" y las
"retaguardias".
Lo único que cuenta de verdad es que las unas y las otras son siempre
fieles a si mismas y están al cien por cien de lo que dicen ser.
Frecuentemente no sabemos decir las razones por las que una melodía atrapa
a la primera escucha, mientras otra necesita mas tiempo para revelarse y
revelar. Pero no es del todo importante. Como para un amor, no es el golpe
del rayo lo que mide la intensidad, el valor y la duración de la pasión.
Es el hecho de que el amor no envejece, no se hace mayor y, día tras día,
sabe alimentarse y alimentar. A veces el amor empieza justo cuando acaba
el enamoramiento. Estas piezas son así. No nacen para los cien metros sino
para las largas distancias de las que consta nuestro viajar. Quizás no
tienen el tirón del "sprinter" (no todos, al menos) pero tienen el paso
regular y constante de quien tiene más en el corazón lo que debe decir que
no el tiempo necesario para decirlo.
Estas piezas que he reunido en esta segunda colección son, precisamente,
las que hacen (que sea) todavía mas preciosa que la primera. Porque son
temas que no se quedan en la superficie sino que descienden a la
profundidad.
A veces requieren un esfuerzo mayor, algo más de atención por sus palabras
acaso menos simples, menos inmediatas, una disposición diferente en la
escucha de melodías menos pegadizas, una exclusividad en el dialogo que
otros temas no necesitan, pero son pequeños esfuerzos bien recompensados.
Son piezas que bajan para quedarse y es difícil que ocurra perderlas por
la calle.
En estos largos años de palabras, notas y encuentros me he dado cuenta de
que son precisamente éstos los temas que quedan en el corazón de cuantos
han amado y aman viajar al interior de mis discos. Los que piden más,
pero, a su vez, dan más. Volviéndolos a escuchar hoy noto que pertenecen a
la preciosa categoría de las cosas que no dejan nunca de decir lo que
tienen que decir y que no nos dejan sentir la falta de ganas ni
arrepentirnos del hecho de volvernos a encontrar todos aquí. También junto
a los otros.
(Gracias a Albe yStra)
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